miércoles, abril 27, 2005

Esos trenes tampoco me gustan.

El otro día ví en el cable, canal "grandes Documentales TVE", un magnífico documental sobre la tragedia del Correo 421 en Torre del Bierzo, año 1944, en el que murieron, según el informe oficial, 78 personas, muchas más según otras versiones. Aparte del interés en el aspecto puramente ferroviario, que está tratado con gran exactitud, el reportaje nos presenta con toda su crudeza la situación terrible en que se encontraba nuestra red de trenes, militarizada, con su personal sometido a un régimen disciplinario casi de campo de concentración, el material en estado ruinoso, situación que no era sino un reflejo de la que pesaba sobre el país en aquella gris, fría y angustiosa posguerra.
Por eso no me gustan los trenes de esa época, grises, sucios, acarreando de mala manera tanto sufrimiento. El tren ha transportado, desde el principio de su historia, millones de viajeros contentos de emprender viaje, de unirse a sus familiares, de visitar lugares remotos. Ha atravesado paisajes hermosos y estaciones bulliciosas, ha suministrado todo tipo de materiales para la industria y el comercio. Esos trenes son los modelos de los pequeños y maravillosos que vemos avanzar en nuestras vías. Pero tambien hubo, y hay, trenes de dolor, sufrimiento guerra y exterminio, trenes negros en estaciones oscuras. Olvidemos esos trenes, esos no se merecen nuestras vías. ¡Quien podría jugar con ellos!
Para saber más sobre la tragedia del Bierzo: http://www.astorga.com/articulo/torre.htm